Joan Manuel Gisbert

LITERATURA Y REALIDAD COMO VÍAS DE EXPLORACIÓN DEL MISTERIO EN LA OBRA DE JOAN MANUEL GISBERT

 

LITERATURA Y REALIDAD COMO VÍAS DE EXPLORACIÓN DEL MISTERIO EN LA OBRA DE JOAN MANUEL GISBERT

 

Presentación efectuada por la profesora Elena Folgado al inicio de un encuentro de Joan Manuel Gisbert con alumnos del IES Riu Túria, en Quart de Poblet, Valencia, en enero de 2013.

 

Son claves de la creación de Joan Manuel Gisbert la reflexión sobre el miedo y la inquietud, que le descubrió Poe, y la especial concepción de lo real maravilloso, tanto en la línea del realismo mágico de Borges, como en la línea de Cortázar, cuyo realismo, más que en lo maravilloso, se inspira en lo insólito, lo absurdo.

En los relatos de Gisbert, el mundo real, regido por la lógica, y el mundo de lo fantástico armonizan. Estos integran la magia, la leyenda, el mito, los cuentos de Las mil y una noches o la relación de la cultura tradicional con lo onírico y lo irracional latente en nuestra mente, entroncando con el psicoanálisis.

La irrupción de lo maravilloso en el relato, en oposición a las leyes de la lógica y lo real, es característica de la literatura tradicional; está presente en los mitos, los cuentos, las leyendas, los cantares, la Biblia… Joan Manuel incorpora muchos de los procedimientos constructivos y la simbología propios de esta tradición, por lo que sus personajes cobran vida en atmósferas narrativas sin límites temporales ni espaciales que acoten la indagación en lo real desconocido.

El lector se sumerge en mundos imaginarios en los que la fantasía se convierte en cotidiana porque brota de la realidad; desde la experiencia, se encamina hacia el misterio, hacia lo inexplorado. El enigma, la magia, la capacidad de soñar en nuestro propio mundo conduce a la cara fantástica de la realidad, por la inmensidad del tiempo y el espacio.

A Gisbert, la imaginación le sirve como vía de conocimiento del propio yo y de los conceptos del universo, a los que se acerca con esa combinación de racionalidad y misterio oculto en lo cotidiano, que él define como sentido global.

Tres de sus novelas, Agualuna, Los espejos venecianos y El arquitecto y el emperador de Arabia, nos guiarán por las claves literarias de su obra.

 

Los cuentos de hadas

Joan Manuel Gisbert se sirve de la fantasía de los cuentos de hadas y sus beneficios en el campo del psicoanálisis para estimular las fantasías infantiles y  juveniles de sus lectores. Los cuentos de hadas dan forma a las imágenes coléricas que afloran en el subconsciente del niño o el adolescente y le hacen sentir que no es el único ser despreciable sobre la tierra. A la vez, al mostrar un final feliz, ofrecen la esperanza de cambio, imprescindible para soportar las dificultades.

Recurre a los recursos de la fantasía heredada, la de los cuentos populares, para guiar hacia el conocimiento interior. La universalidad de las imágenes que estos cuentos ofrecen permite imaginar y comprender el mundo, amplía el conocimiento y evita fijaciones. Mediante la elaboración fantástica de la realidad, el lector intenta entender el comportamiento de las personas, entenderse a sí mismo y a los demás, y comprender las consecuencias de los actos humanos.

Como si se tratara de un mago literario, Gisbert da forma a los monstruos de nuestro interior encarnándolos en brujas, encantadores, poderosos y crueles señores o seres avariciosos y corruptos. De este modo, permite que el lector de alas a su imaginación, que se conozca y se domine quedando libre de sus propios deseos y ansiedades. En sus novelas, personajes perversos, crueles e incluso repugnantes moral y físicamente se mueven en un mundo de misterio, un mundo que traspasa las fronteras de lo conocido.

Joan Manuel explora el misterio porque forma parte de nuestra vida como un mundo invisible que late más allá de las cosas familiares. Funde realidad y fantasía haciéndonos progresar hacia lo desconocido en un laberinto que guía hacia el conocimiento y nos lleva a enfrentarnos al miedo con los personajes de sus novelas.

En Los espejos venecianos, Giovanni Conti, a la vez que está aterrado por una leyenda sin resolver, siente necesidad de saber, y eso le conduce al conocimiento. La superación del miedo, que, a su vez, representa la conversión del adolescente en adulto, la simboliza el temor ancestral a los espejos, a la imagen, esperpéntica o amable, que pueden ofrecernos. Giovanni Conti consigue ver lo que hay al otro lado del espejo y descubre un misterio legendario. Como consecuencia, se convierte en donador: desvela la verdad, restaura el honor de los Balzani y devuelve la paz a Beatrice enterrando su féretro en tierra santa. Su viaje iniciático hacia la madurez ha concluido. En parte, gracias a sus amigos, que le han ayudado, ya que el apoyo del grupo es fundamental en la resolución del conflicto.

En Agualuna, saltamos por una rendija de la realidad al mundo de la magia y la alquimia, las ciencias ocultas, que pretenden conocer todos los secretos de la naturaleza y siempre han fascinado al ser humano. Al enfrentarse a Bruna y Lila, Agualuna se enfrenta al miedo ancestral al mal y a la muerte, y nosotros, con ella, descubrimos que el mal no es ilimitado ni invencible.

El misterio está en muchos de sus relatos íntimamente unido al mundo de los sueños. Giovani Conti descubre lo que hay tras los espejos gracias al sueño. Agualuna entra en el universo desconocido del mal a través del sueño. Es también a través del sueño como la dominan sus guardianas. Y, durante el sueño, cuando conspiran contra ella. Pero más poderosa que el mal es la vitalidad del personaje, que es, a veces, vulnerable, y por eso podría ser la dama de cualquier novela de caballerías y, otras, una verdadera heroína de novela épica, en cuyo viaje su calidad de ser superior la conduce a la felicidad.

 

Creación y transcendencia sin barreras

La importancia de dejarse llevar por la intuición para no poner límites racionales a la realidad y la necesidad de crear como modo de transcender son constantes en el proceso de creación de Joan Manuel Gisbert, y requieren una conciencia distanciada del pensamiento convencional.

La libertad con que se mueve en el espacio y el tiempo transmite la idea de inmensidad. Nos traslada a épocas remotas y parajes de belleza legendaria creados por una inteligencia especial cuya capacidad de creación no tiene límites, como en El arquitecto y el emperador de Arabia. Nos lleva a paisajes principescos en los que la desigualdad y la avaricia corrompen el espíritu de las brujas, pero acaban doblegándose ante la nobleza, como en Agualuna. O nos pasea, en Los espejos venecianos, por el ambiente universitario de finales del siglo XVIII para desvelar un enigma guardado en los archivos de la biblioteca de Padua. En conclusión, nos presenta el misterio como parte de la vida y el pensamiento y nos acerca a lo transcendental.

Las atmósferas de sus novelas seducen a los lectores. Joan Manuel Gisbert estimula en ellos, al plantearles un enigma, la sed de transcendencia que universaliza el comportamiento humano. Empuja a una búsqueda que no sólo indaga en el enigma planteado, sino que descubre las esferas del pensamiento que permanecían ocultas sobrepasando los límites de lo conocido. Nos ofrece nuevas experiencias que amplían nuestro conocimiento modificando nuestro estado de conciencia y nos conduce a una armonía nueva.

En esta exploración del misterio global, la irrupción de lo prodigioso en lo cotidiano amplía nuestra visión de la existencia por ser la mente un espacio en que proyectar y hacer visible lo que está más allá del pensamiento lógico.

Es en esta atmósfera donde se hace posible la fusión de personajes y lector como exploradores del misterio en sí mismos tras la búsqueda de lo desconocido. Muy a menudo, la figura del mago emerge como visionario que ya ha llegado más allá en el conocimiento, y guía al personaje para que traspase la realidad y experimente la belleza en total libertad.

En la búsqueda del enigma, la metáfora del laberinto como permanente incertidumbre en el viaje de la vida es recurrente en sus obras. En El arquitecto y el emperador de Arabia, Iskandar queda atrapado dentro del laberinto ajardinado que él mismo construye a causa de la ambición, tanto de la del emperador Al-Iksir como de la suya propia. Será cuando se vea obligado a poner en una balanza la ambición de ser el mejor y la libertad de crear, cuando alcance la humildad, cualidad indispensable del creador.

 

Reelaboración de la cuentística tradicional.

Del mismo modo que el cuento tradicional ordena el mundo por parejas de contrarios a modo de símbolos de los aspectos aislados de la personalidad, ayudando al niño a ordenar el caos, los relatos de Gisbert enfrentan al lector niño-adolescente con su inconsciente al ofrecerle, a través de la imaginación, la magia o los sueños, nuevas dimensiones que estimulan su percepción y enriquecen su vida.

No sorprende que sus cuentos tengan un final feliz. Los sentimientos positivos que proporcionan los finales felices dan fuerzas para desarrollar la racionalidad y sentir la esperanza de cambio. En la cuentística tradicional, el héroe o la heroína, que acepta la amenaza y la injusticia, también consigue la felicidad si se mantiene firme en sus convicciones más nobles. Así, Agualuna consigue el amor del príncipe y un reino; Giovanni Conti descubre el secreto de los espejos venecianos; Iskandar, el arquitecto del emperador Al-Iskir, conserva la libertad gracias a su capacidad creadora, que traspasa fronteras.

Del mismo modo, el héroe se siente aliviado cuando el personaje malvado es castigado, necesita que la amenaza del mal desaparezca para encontrar la armonía. Beatrice Balzani burla la maldición del astrólogo; Bruna muere escapando, y Lila, arrepentida, se impone un exilio; el emperador Al- Iksir es derrotado por su propia ambición.

 

Respecto a la creación de los personajes, la clave se halla con frecuencia en los cuentos maravillosos.

A menudo, encontramos personajes como el tonto o el mudo, o el más pequeño, que resultan indispensables para conducir a un final feliz. A veces, son protagonistas, otras, personajes secundarios imprescindibles para que el héroe alcance la felicidad. Simbolizan el estado originalmente débil del yo en lucha con los impulsos internos y las dificultades externas. Así, en El arquitecto y el emperador de Arabia, el ayudante del oráculo finge ser mudo y bobo para poder, más tarde, glorificar la libertad creadora del arquitecto a pesar de estar éste atrapado en su propia creación.

A veces, los personajes consiguen la felicidad tras la unión con la pareja ideal. Agualuna y el príncipe son felices para siempre cuando su destino deja de ser manipulado tras la muerte accidental de Bruna, la bruja malvada, que deseaba ofrecer a su hija Lila un reino, y el arrepentimiento de esta última.

Igual que en muchos cuentos de hadas, muchos de los protagonistas de Gisbert se ven forzados a salir del universo familiar enfrentándose a las dificultades que tal hecho conlleva. Esta representación de la conversión en uno mismo, ya que la autorrealización requiere el abandono de la familia, encarna muchos peligros. De este modo, Agualuna tiene que soportar el dolor y enfrentarse a la maldad tras quedarse huérfana. Y Giovanni Conti, en Los espejos venecianos, al trasladarse a Padua con una beca de estudios, debe superar las pruebas que se le imponen para alcanzar la madurez.

En esta situación de soledad, el personaje necesita ayuda externa. A veces, de un ser superior; a menudo, un mago, un adivino o un sabio compañero de viaje. Zoz, el oráculo ciego, previene al arquitecto Iskandar de la pérdida de lo que él más amaba, y éste se vale de su libertad creadora para enfrentarse al encierro. Otras veces, es el grupo el que ofrece el apoyo externo sin el que el héroe no podría acabar su viaje hacia el conocimiento. Iskandar sigue creando más allá del encierro gracias a los arquitectos amigos que dirigen sus obras. Y Giovanni Conti descubre el misterio que encarna Beatrice Balzani con la ayuda de sus compañeros.

A menudo, aparecen animales facilitando o impidiendo la consecución de la felicidad. Los animales aparecen como símbolos de nuestra naturaleza irracional. Los agresivos, como el caracol negro que vigila a Agualuna, representan el peligroso lado salvaje de la personalidad  sin el control del yo, en este caso de Bruna. Los bondadosos, como la ballena que rescata y cuida de Agualuna, simbolizan nuestra energía natural positiva. A Iskandar, las aves mensajeras lo comunican con el mundo.

Los dos aspectos contradictorios de la persona aparecen proyectados en diferentes personajes en la cuentística tradicional. De manera que en El arquitecto y el emperador de Arabia, podemos hablar de que la personalidad creadora aparece desdoblada en dos personajes. El amor y la dedicación a la creación artística, que encarna Iskandar y el ansia de inmortalidad a través de la fama, que representa el emperador Al-Iksir.

 

A modo de conclusión, se podría decir que Joan Manuel Gisbert es un contador de cuentos que relata lo que sus lectores sienten internamente que va a suceder. Consciente de que para disfrutar de la vida es imprescindible la fantasía, comparte la satisfacción que le proporciona. Las imágenes de sus cuentos son como agua de lluvia de la que brotan las flores en algunos campos, ya que ofrecen mucho a diversas personas a la vez, lo que los convierte en obras de arte. La participación activa del autor contribuye al acercamiento al lector de manera muy enriquecedora puesto que el relato se convierte en una experiencia compartida que le permite intuir de modo inconsciente la comprensión de la naturaleza humana y la suya propia, y le ofrece una percepción esperanzada del futuro.

                                                                                                                       Elena Folgado